Ahora disfruto el pan dulce como cuando era niño, ahora le
quito su sombrerito a las mantecadas y chupo el papel rojo que las envolvía,
ahora tras una dona de chocolate sigue una rebanada con mantequilla, y da lo
mismo si es una oreja de la tía rosa o una concha del osito bimbo (O mejor que
sea alreves) O una Astorga de los bísquets obregón o unos cuernitos del globo o
una nube de la panadería de la esquina ¡Es igual! Mientras sea pan, pero sobre
todo, mientras sea dulce.
“Soy muy sexy para esta caja”
La verdad yo no quería competirle al amigo de la caja
en belleza y presencia escénica,
ni mucho menos despojarle de las miradas féminas que captura su figura
atletica, así que, aun estando bajo los influjos del hechizo panero, decidí dar
la batalla…
““En cuanto me acabe este negrito””
De aquí a Cuemanco a correr 5 kilómetros.
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